Más allá de heteros, homos o bisexuales, el abanico de orientaciones sexuales se abre para mostrarnos otras formas de entender el sexo. Tras la pansexualidad, hoy le toca el turno a la Lithsexualidad.
¿Lithsexualiqué? Con un nombre más que particular, así se conoce la tendencia sexual de aquellos que sienten atracción sexual por alguien pero sin necesidad de ser correspondidos por la otra persona.
Unos lo llamarán conformismo, mientras que otros lo verán un invento moderno (y patético) para admitir que esa persona que domina tus pensamientos pasa de ti hasta el infinito y más allá. Pero, resulta tan cool poner etiquetas a todo que hoy profundizaremos en ellas.
Porque, sé sincero, ¿cuántas veces has conocido a alguien que te ha agitado por dentro y, por más que lo has intentado, no te ha hecho ni caso? Sin embargo, el simple hecho de tener cerca a esa persona en una reunión con otros amigos ya te contentaba, incluso en el terreno sexual.
Hoy esa sensación alcanza la categoría de orientación sexual conocida con el nombre de Lithsexualidad.
Síguenos porque nos interesa mucho ahondar en ella. ¿Por qué? Porque, aunque queremos decir que este cuento no va con nosotros, en más de una ocasión nos hemos podido definir como lithsexuales.
¿Qué es la lithsexualidad? ¡Alerta! Incluye la pregunta del millón.
Los teóricos definen la lithsexualidad como la atracción sexual hacia otras personas sin sentir la necesidad de ser correspondidos.
Ante esta afirmación, los lithsexuales son más defensores de esos amores platónicos que suenan a película romántica que a una relación sentimental y/o sexual convencional.
Llegados a este punto tal vez pienses: “Sí, claro, ¿cómo alguien puede contentarse solo con sentir que la gusta alguien si no le hace ni caso? ¡Menuda tortura! Es imposible”.
La fórmula ABC en sexualidad no existe. Las posibilidades son tantas que cada cual elige aquella en la que se siente más cómodo y, sobre todo, más libre.
Y aquí lanzamos la gran pregunta
¿De verdad piensas que como prostitutas en Bilbao no nos hemos sentido lithsexuales más de una vez?
Te aseguro que en muchas ocasiones.
La lithsexualidad no hace más que poner nombre a un sentimiento universal que incluso los poetas y escritores más célebres han tratado: el amor platónico.
Nunca te ha dicho que te quiere y mucho menos has pasado una noche de sexo desenfrenado. Ninguno de estos supuestos se han producido.
Solo cuentas con el recuerdo que haber compartido una cena con otros conocidos donde esa persona estaba y en cómo memorizabas cada uno de sus gestos, palabras y actitudes.
Con ellas, creabas en la intimidad un universo de pasión, complicidad y atracción sexual que solo tú conocías, sabiendo que esa persona no sentía lo mismo por ti.
Pero daba igual. Sí, daba igual.
Ese sentimiento pasional tan profundo compensaba la falta de correspondencia.
Soy prostituta en Bilbao y me declaro lithsexual
Cuando íbamos a escribir este artículo, una de las escorts latinas de la agencia nos confesó que era lithsexual.
Al contar su testimonio, creímos que sería perfecto incluirlo en este artículo para que sepas que la lithsexualidad es una orientación o tendencia sexual con más presencia de la que imaginas y con la que se identifican incluso profesionales del sexo como nosotras.
Esta es su experiencia:
“Me vestí para acudir a la cita con un cliente. No sé por qué sabía que algo bueno me esperaba. Tenía esa corazonada y mi instinto nunca me engaña.
Sobre las 22 horas, llegué al apartamento donde habíamos acordado la cita. No sabía nada de él. Absolutamente nada.
Toqué al timbre y en apenas unos segundos noté sus pasos. Abrió la puerta con decisión. Cuando lo vi, me sorprendió sin apenas articular palabra.
De inmediato me saludó con cordialidad y me llamó por mi nombre. ¡Qué sexy sonaba mi nombre en sus labios! Nos presentamos y entré, aunque confieso que no hubiera salido de esa apartamento en años.
Fue lo que yo llamo una cita cómplice; aquella donde lo importante es la conversación, compartir una cena agradable, disfrutar de la compañía y culminar con sexo, pero siempre como un elemento secundario.
Tal vez el impacto que causó este hombre en mí fue tan intenso porque mis citas siempre son 100% sexuales. No hay otra finalidad. Pero en este caso fue diferente.
Sé que soy prostituta y me gusta. Eso no quita que disfrute cuando un hombre se muestra tan educado como aquel. No buscaba el encontronazo fácil o tocarme en plan pulpo. Todo era sutil y mágico.
Si yo sé mirar para dejar a un hombre sin palabras, ¡él me ganaba la partida! Sabía decir las palabras adecuadas en el momento justo. Además, su excelente comportamiento iba en paralelo con su atractivo físico. WOW!
Me miraba y el calor me recorría el cuerpo. Poco a poco, nos sentimos más libres y ya comenzó a tocarme y ¡simplemente me dejé llevar! El sexo fue la guinda a una noche perfecta. Fue tan especial que deseo reservarla para mí.
Cuando llegué a casa, ya no era la misma. Este hombre revolucionó mi interior. Pasaron los días y no podía quitarme de la cabeza sus gestos, caricias, cómo alzaba los ojos para mirarme o su forma de acariciar mi pelo. ¡Me estaba volviendo loca!
Pero nunca más llamó para concretar una cita. Sabía que estaba casado y que su matrimonio no pasaba una buena etapa. Pero se esfumó. Tal vez para él aquella noche no fue de película. Estaba nerviosa. ¿Quizá no estuve a la altura en la cama y esperaba más? No fue la sensación que me dio. ¡Quién sabe!
Ya han pasado varios meses y sigo dándolo todo en las citas con mis clientes. Sin embargo, sigo sintiendo atracción sexual por aquel hombre. Sé que no me corresponde, incluso se habrá olvidado de mí, pero me es indiferente. Ha dejado tal huella en mí que su recuerdo me excita cada día”.
Busca en tu interior, vuelve al pasado y seguro que historias como estas no te resultan tan lejanas.
Si es así, bienvenido al mundo de la lithsexualidad.